Tratar con materiales de alta calidad como la piel destinada a los sectores de alta moda, significa tener bajo control todo el proceso que va desde el procesamiento en las curtidurías hasta el traslado a los distintos clientes.

¿Qué se puede hacer con la tecnología RFID?

Tras el control de calidad, se remacha un tag RFID en cada piel, que adquiere así su propia identidad electrónica única: esto permite detectarla a lo largo de la línea de procesamiento en estaciones RFID situadas en la tenería.

El tag en cuestión es un Disky SLIX blanco de tamaño 35 mm, una etiqueta con forma personalizada fabricada en PVC y plastificada para resistir los productos químicos y el tratamiento de la piel sin dañarla, lo que garantiza la máxima calidad del producto.

El uso de la tecnología RFID en este caso conduce a una trazabilidad ágil y fiable de la piel en el proceso de producción, controlando también su progreso desde la entrada en la fábrica hasta su salida con el envío a los clientes, todo de forma automatizada.